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miércoles, 11 de julio de 2012

Mosaicos Romanos en Piedra Natural



Mosaicos Romanos

La palabra mosaico proviene etimológicamente de la palabra griega "musa".
 Se ha llegado a decir que tal nombre era debido a que en el mundo clásico, 
se consideraba un arte tan magnífico que debía estar inspirado por las musas.






Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta,
 Mesopotamia, y por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.





En Bizancio, desde la creación de Imperio Romano de Oriente el arte del mosaico griego y romano se combinó con la tradición oriental y dio lugar a mosaicos con grades cantidades de oro. Además, se aplican los mosaicos a la arquitectura religiosa mientras que en el mundo romano se aplicaba a la arquitectura doméstica.




De Bizancio, los mosaicos pasarán también al mundo islámico.
Ya en tiempos modernos se desarrollan desde el Renacimiento hasta nuestros días.











Un mosaico en su origen es una obra compuesta de piedrecillas, terracota o vidrios de varios colores. También puede estar hecha de madera. Por extensión se llama mosaico a cualquier obra realizada con fracciones diversas.




Los mosaicos romanos se basan en los tapices y especialmente en la pintura. Tiene la ventaja con relación a la pintura de su gran durabilidad. Sin embargo los asuntos representados en los mosaicos son los mismos que pueden encontrarse en la pintura, aunque obligadamente su perspectiva es más falsa y forzada.



Los mosaicos romanos muestran los mismos motivos y estética que la pintura romana.
La obra del mosaico se realizaba sobre todo en grandes superficies planas, como paredes, suelos y techos, pero también se adaptó a simples objetos o pequeños paneles.




















Es en época griega helenística cuando empieza a perfeccionarse este arte, creándose obras con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. Los materiales que se emplean ya en esta época son mármol, vidrio, ónice, etc.
Es por ello que cuando los romanos conquistan Grecia incorporan los mosaicos a sus construcciones y se especializan en ellos creando toda una producción artístico-industrial.




Tipos de mosaicos
Los romanos construían los mosaicos con pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas.
 La palabra tesela viene del latín tessellae, que a su vez viene del griego y que significa, cuatro.




Así la obra de mosaico se llamaba opus tessellatum.
 El material de estas teselas era rocas calcáreas, vidrio coloreado, cerámica, etc.



La teselas se elaboraban con sumo cuidado y en diferentes tamaños y colores para que el artista pudiera colocarlas según el dibujo a modo de puzzle y aglomeradas con cemento
Dependiendo del tamaño de las teselas, de los dibujos y del lugar de destino del mosaico, los romanos daban un nombre diferente a este trabajo:




 Opus vermiculatum
 Piedras muy pequeñitas. 
Con ellas el artista podía dibujar con bastante precisión los objetos y las líneas.
   
Opus musivum,
 Mosaicos que se hacían para los muros.
    Opus sectile,
 Se usan piedras más grandes y de diferentes tamaños. 
Se recortaban placas de mármol de diversos colores para componer las figuras.




Opus signinum, de Signia. Se obtenía con los desechos un polvo coloreado que al mezclarlo con la cal daba un cemento rojizo muy duro e impermeable. Este producto se empleó bastante en toda Italia y en Occidente para crear los suelos y como revestimiento de piscinas (estanques para peces), cubas de salazón, aljibes, etc.



Distinguían además entre la obra de musivum (mosaico) y la de lithostrotum, literalmente "pavimento de piedra" en sentido general. Se llamaba así al pavimento de una vía o camino, de una plaza abierta o de un foro, o al del suelo de algún edificio.




Se daba a la obra este nombre de lithostrotum cuando el material consistía en piedras naturales de formación volcánica (sílex) y mármoles de diferentes colores. Los bloques para la construcción eran poligonales.
Las escenas mitológicas estuvieron muy presentes en los mosaicos romanos.

La función de los mosaicos romanos
Inicialmente en Roma no se empleaban los mosaicos para los suelos para evitar su deterioro y sí en techos y paredes. Posteriormente descubrieron que los mosaicos podían resistir las pisadas y comenzaron a aplicarse masivamente para los pavimentos.
Afortunadamente, la alta resistencia de los mosaicos romanos ha permitido su buena conservación durante siglos y el número conservado es muy numeroso, especialmente en museos donde su conservación es idónea. No así cuando se hallan a la intemperie, en ciertos yacimientos arqueológicos pues su deterioro es mayor y están sujetos a frecuentes expolios.
En numerosos lugares, se sabe que hay villas y otros edificios por excavar por lo que se sabe que son numerosos los mosaicos por descubrir.